domingo, 18 de agosto de 2013

TE PRESTARE POR UN TIEMPO UN PERRO...

Te prestaré por un tiempo un perro, me dijo una voz...

Para que lo ames mientras viva y lo llores cuando muera,
tal vez serán 12 ó 14 años, incluso pueden ser tan solo 2 ó 3.
¿Lo harías?
¿Lo cuidarías por mí mientras lo llamo de regreso?
Tendrá encantos que te maravillarán y si su permanencia contigo es corta,
siempre tendrás sus recuerdos para aligerar su pérdida,
no puedo prometerte que se quedará,
ya que todo lo terrestre debe terminar,
pero hay lecciones que quiero que este perro aprenda,
he buscado por todo el mundo tratando de encontrar un maestro verdadero
y de entre toda la gente que habita la tierra, te he escogido a ti.
Ahora dime, ¿le darás todo tu amor?
¿Y pensarás que el esfuerzo vale la pena?
¿No odiarás al mundo y a la vida cuando venga de nuevo por él?
Y entonces le contesté...
Sí estoy dispuesto, lo haré.
Porque toda la alegría que este perro me traerá,
vale bien la pena a cambio del dolor de perderlo,
lo resguardaré con ternura,
lo amaré de todo corazón mientras pueda
y por el amor que me dará, siempre estaré agradecido.
Si vienes por él mucho antes de lo que espero,
seré fuerte ante la pena y trataré de entender el porqué.
Sí a través de mi amor logré cumplir su plan para él,
ayúdame a ser fuerte mientras lloro su partida
y en su recuerdo sé que encontraré que quien más aprendí fui yo. 

sábado, 17 de agosto de 2013

¿Zanahoria, huevo o café?

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y lo difíciles que le resultaban las cosas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro. 
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. 
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo: 
- "Querida, ¿qué ves?" 
-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta. 
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: 
"¿Qué significa ésto, padre?" 
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua. 
"- ¿Cuál eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? 
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. 

Y tú, ¿cual de los tres eres? 

El Ángel

Cuenta la antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios: 

-Dicen que me vas a enviar mañana a la tierra pero ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy? 
-Entre muchos ángeles te escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará. 
-Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz. Y ¿cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma en que hablan los hombres? 
-Tu Ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar. 
-Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo? 
-Tu Ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar. 
-He oído que en la tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá? 
-Tu Ángel te defenderá aún a costa de su propia vida. 
-Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor. 
-Tu Ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante una paz reinaba en el cielo, pero se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente. 

-Dios mío, si ya me voy dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel? 
-Su nombre no importa; tú le dirás MAMÁ... 

miércoles, 14 de agosto de 2013

LAS MANOS DEL ABUELO


¡Nunca volveré a ver mis manos de la misma manera! 
El abuelo, con noventa y tantos años, sentado débilmente en la banca del patio. No se movía, solo estaba sentado cabizbajo mirando sus manos. 
Cuando me senté a su lado no se dio por enterado y cuanto más tiempo pasaba, más me preguntaba si estaría bien. Finalmente, no queriendo realmente estorbarle sino verificar que estuviese bien, le pregunté cómo se sentía. 
Levantó su cabeza, me miró y sonrió. "Sí, estoy bien, gracias por preguntar", dijo en una fuerte y clara voz.
"No quise molestarte, abuelo, pero estabas sentado aquí simplemente mirando tus manos y quise estar seguro de que estuvieses bien", le expliqué. 
"¿Te has mirado jamás tus manos?" preguntó. "Quiero decir,
¿realmente nada más mirarte las manos?"

Lentamente abrí mis manos y me quedé contemplándolas. Las volví, palmas hacia arriba y luego hacia abajo. No, creo que realmente nunca las había observado, le dije mientras intentaba averiguar qué quería decirme. El abuelo sonrió y me contó esta historia: 
"Detente y piensa por un momento acerca de tus manos, cómo te han servido bien a través de los años. Estas manos, aunque arrugadas, secas y débiles han sido las herramientas que he usado toda mi vida para alcanzar, agarrar y abrazar la vida. 
Ellas pusieron comida en mi boca y ropa en mi cuerpo. Cuando niño, mi madre me enseñó a plegarlas en oración. Ellas ataron los cordones de mis zapatos y me ayudaron a ponerme mis botas. Han estado sucias, raspadas y ásperas, hinchadas y dobladas. Se mostraron torpes cuando intenté sostener a mi recién nacido hijo. Decoradas con mi anillo de bodas, le mostraron al mundo que estaba casado y que amaba a alguien muy en especial. 
Ellas temblaron cuando enterré a mis padres y esposa y cuando caminé por el pasillo con mi hija en su boda. Han cubierto mi rostro, peinado mi cabello y lavado y limpiado el resto de mi cuerpo. Han estado pegajosas y húmedas, dobladas y quebradas, secas y cortadas. Y hasta el día de hoy, cuando casi nada más en mí sigue trabajando bien, estas manos me ayudan a levantarme y a sentarme, y se siguen plegando para orar. 
Estas manos son la marca de donde he estado y la rudeza de mi vida. Pero más importante aún, es que son ellas las que Dios tomará en las Suyas cuando me lleve a Casa. Y con mis manos, Él me levantará para estar a Su lado y allí utilizaré estas manos para tocar Su Rostro". 
Nunca volveré a mirar mis manos de la misma manera. Pero recuerdo que 
Dios estiró las Suyas y tomó las de mi abuelo y se lo llevó a casa.
Cuando mis manos están heridas o dolidas, pienso en el abuelo. Sé que él ha recibido palmaditas y abrazos de las manos de Dios. Yo también quiero tocar el rostro de Dios y sentir Sus manos en el mío.

martes, 13 de agosto de 2013

LA COBIJA

Luis era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los setenta años, Luis se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, ahora gran profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera, y decidió por primera vez en su vida pedirle un favor.
Tocó la puerta de la casa donde vivía el hijo con su familia.
-¡Hola papá, qué milagro que vienes por aquí!
-Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo.
-Pues a nosotros nos da mucho gusto qua vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
-Gracias hijo, sabía qua podía contar contigo pero temía ser un estorbo. Entonces, ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡Me siento tan solo!
-¿Quedarte a vivir aquí? Si... claro. Pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es pequeña... mi esposa es muy especial... y luego los niños...
-Mira, hijo, Si te causo muchas molestias olvídalo. No te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
-No padre, no es eso solo que… no se me ocurre donde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían… o solo que no te moleste...
-¿Qué hijo?
-Dormir en el patio...
-Dormir en el patio… está bien.
EI hijo de Don Luis llamó a su hijo de doce años.
-Dime papá.
-Mira, hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la noche.
-Sí, con gusto... y ¿dónde va a dormir?
-En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
EI niño subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre.
-¿Que haces Luis? ¿Por qué cortas la cobija de tu abuelo?
-Sabes papá estaba pensando...
-¿Pensando en qué?

-En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas ya viejo y vayas a vivir a mi casa.

domingo, 11 de agosto de 2013

ESTOY HARTO DE LA VIDA

 
Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la comida para cenar, la cual no me gusto mucho que digamos y tengo que comer la comida que no me gusta.
 
Voy a entrar al baño y mi hija de apenas año y medio no me deja por que quiere jugar conmigo, no entiende que estoy cansado y quiero entrar al baño. Después, tomo mi revista para leerla plácidamente en mi sillón y mi hija nuevamente quiere jugar y que la arrulle entre mis brazos, yo quiero leer mi revista y sale mi esposa con su: -¿Qué tal me veo?, me arregle para ti. -Le digo que bien sin despegar mis ojos de mi revista. Para variar, se enoja conmigo porque dice que no la comprendo y que nunca la escucho, no sé por qué se enoja si le pongo toda mi atención, es más, aun viendo la TV le pongo atención, bueno, siempre y cuando haya malos comerciales.
A veces quisiera estar solo y no escuchar nada, yo solo quiero descansar. Suficientes problemas tengo en el trabajo para escuchar los de mi casa.
Mi padre también me molesta algunas veces y entre clientes, esposa, hija, padre, me vuelven loco, quiero paz. Lo único bueno es el sueño, al cerrar mis ojos siento un gran alivio de olvidarme de todo y de todos.
- Hola, vengo por ti.
- ¿Quién eres tu?, ¿Cómo entraste?
- Me manda Dios por ti, dice que escuchó tus quejas y tienes razón, es hora de descansar.
- Eso no es posible, para eso tendría que estar...
- Así es, si lo estás, ya no te preocuparás por ver a las mismas gentes, ni por caminar, ni de aguantar a tu esposa con sus guisos, ni a tu pequeña hija que te moleste, es mas, jamás escucharás los consejos de tu padre.
- Pero... ¿Qué va a pasar con todo? ¿Con mi trabajo?
- No te preocupes, en tu empresa ya contrataron a otra persona para ocupar tú puesto y por cierto, está muy feliz porque no tenía trabajo.
- ¿Y mi esposa y mi bebé?
- A tu esposa le fue dado un buen hombre que la quiere, respeta y admira por sus cualidades que tu nunca observaste en ella y acepta con gusto todos sus guisos sin reclamarle nada, porque gracias a Dios y a ella, tiene algo que llevarse a la boca todos los días a diferencia de otras persona que no tienen nada que comer y pasan hambres hasta por meses, y además, se preocupa por tu hija y la quiere como si fuera de él y por muy cansado que siempre llegue del trabajo, le dedica tiempo para jugar con ella, son muy felices .
- No, no puedo estar muerto.
- Lo siento, la decisión ya fue tomada.
- Pero... eso significa que jamás volveré a besar la mejillita de mi bebé, ni a decirle te amo a mi esposa, ya no veré a mis amigos para decirles lo mucho que los aprecio, ni darle un abrazo a mi padre, ya no volveré a vivir, ya no existiré mas, me enterrarán en el panteón y ahí se quedara mi cuerpo cubierto de tierra. Nunca más volveré a escuchar las palabras que me decían: Hey amigo, eres el mejor; Hijo mío, estoy orgulloso de ti; Cuanto amo a mi esposo; hermano mío, que bueno que vino a mi casa; papito... NO, NO QUIERO MORIR, QUIERO VIVIR, envejecer junto a mi esposa, NO QUIERO MORIR TODAVIA...
- Pero es lo que querías, descansar, ahora ya tienes tu descanso eterno, duerme para SIEMPRE.
- NO, NO QUIERO, NO QUIERO, POR FAVOR DIOS... !!
¿Qué te pasa amor?, ¿Tienes una pesadilla? -dijo mi esposa despertándome.
No, no fue una pesadilla, fue otra oportunidad para disfrutar de ti, de mi bebé, de mi familia, de todo lo que Dios creó. ¿Sabes?, estando muerto ya nada puedes hacer y estando vivo puedes disfrutarlo todo.
Una vez cerrando tus ojos, nadie te garantiza volver a abrirlos. QUE BELLO ES VIVIR. HOY LO LOGRE, MAÑANA....................... MAÑANA DIOS DIRA. Recuerden que despertar a cada día es maravilloso aún que las cosas no vayan nada bien, Dios nos da la oportunidad de despertar.................
Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo.

Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso.



     “ Mi corazón te extraña minuto a minuto se le hace un siglo sin ti, y eso que te fuiste ayer.... ”

sábado, 10 de agosto de 2013

La caja de Besos

Hace ya algún tiempo un hombre castigó a su pequeña hija de tres años por desperdiciar un rollo de papel dorado para envoltura. El dinero le era escaso en esos días, por lo que explotó en furia cuando vio a la niña tratando de envolver una caja.
A la mañana siguiente, la niña regaló a su padre la caja envuelta y le dijo: “Esto es para ti, papito”. Él se sintió avergonzado, pero cuando abrió la caja y la encontró vacía, otra vez gritó con ira: “¿acaso no sabes que cuando se le da un regalo a alguien se supone que tiene que haber algo dentro?”
La pequeña volteó hacia arriba el rostro y con lágrimas en los ojos dijo: “¡Oh, papito, no está vacía! Yo soplé un montón de besos dentro de esa caja y todos son para ti”.
El padre se sintió morir, rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo de su hija y le suplicó que lo perdonara.
Dicen que el hombre guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y que siempre que se sentía derrumbado, tomaba de ella un beso y recordaba el amor que su hija había depositó ahí.
De alguna forma cada uno de nosotros hemos recibido alguna caja llena de amor incondicional y de besos de nuestros hijos, amigos, familia...
Nadie poseerá jamás un propiedad más grande.

La camisa del hombre feliz

Había una vez un rey cuya riqueza y poder eran tan inmensos, como eran de inmensas su tristeza y desazón.
-Daré la mitad de mi reino a quien consiga ayudarme a sanar las angustias de mis tristes noches- dijo un día.
Quizás más interesados en el dinero que podían conseguir que en la salud del Rey, los consejeros de la corte decidieron ponerse en campaña y no detenerse hasta encontrar la cura para el sufrimiento real. Desde los confines de la tierra mandaron traer a los sabios más prestigiosos y a los magos más poderosos de entonces, para ayudarles a encontrar el remedio buscado.
Pero todo fue en vano, nadie sabía cómo curar al monarca.
Una tarde, finalmente, apareció un viejo sabio que les dijo: -si encontráis en el reino un hombre completamente feliz, podréis curar al rey. Tiene que ser alguien que se sienta completamente satisfecho, que nada le falte y que tenga acceso a todo lo que necesita.
-Cuando lo halléis- siguió el anciano- pedidle su camisa y traedla a palacio. Decidle al rey que duerma una noche entera vestido solo con esa prenda. Os aseguro que mañana despertará curado.
Los consejeros se abocaron de lleno y con completa dedicación a la búsqueda de un hombre feliz, aunque ya sabían que la tarea no resultaría fácil.
En efecto, el hombre que era rico, estaba enfermo; el que gozaba de buena salud, era pobre. Aquel, rico y sano, se quejaba de su mujer y ésta, de sus hijos.
Todos los entrevistados coincidían en que algo les faltaba para ser totalmente felices aunque nunca se ponían de acuerdo en aquello que les faltaba.
Finalmente, una noche, muy tarde, un mensajero llegó al palacio. Habían encontrado al hombre tan interesantemente buscado. Se trataba de un humilde campesino que vivía al norte en la zona más árida del reino. Cuando el monarca fue informado del hallazgo. Éste se llenó de alegría e inmediatamente mandó que le trajeran la camisa de aquel hombre, a cambio de la cual deberían darle al campesino cualquier cosa que pidiera.
Los envidos se presentaron a toda prisa en la casa de aquel hombre para comprarle la camisa y, si era necesario –se decían- se la quitarían por la fuerza...
El rey tardó mucho en sanar en sanar de su tristeza. De hecho su mal se agravó bastante cuando de que el hombre más feliz de su reino, quizás el único totalmente feliz, era tan pobre, tan pobre... que no tenía ni siquiera una camisa.

Maestra, ¿qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:  Maestra… ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo: Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
El primer alumno respondió:  Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
A continuación, otro alumno dijo:
- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.
Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:  Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:
- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí… 
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?
La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón.  El amor es algo que se siente.
Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

viernes, 9 de agosto de 2013

PARA REFLEXIONAR



Dos amigas se encontraban tomando un café y una le comenta en tono de queja a la otra:
-"Mi mamá me llama mucho por teléfono para pedirme que vaya a platicar con ella.
Yo voy poco y en ocasiones siento que me molesta su forma de ser.
Ya sabes como son los viejos: cuentan las mismas cosas una y otra vez.
  Además, nunca me faltan compromisos: que el trabajo, que los niñosque los amigos... 
-"Yo en cambio..." - le dijo su compañera - "...platico mucho con mi mamá.
Cada vez que estoy triste, voy con ella; Cuando me siento sola, cuando tengo un
problema y necesito fortaleza, acudo a ella y me siento mejor.
-"Caramba..." se apenó la otra ... Eres mejor que yo.
-"No lo creas, soy igual que tú" respondió la amiga con tristeza,...
Visito a mi mamá en el cementerio. Murió hace tiempo, pero mientras estuvo
conmigo, tampoco yo iba a platicar con ella y pensaba lo mismo que tú.
No sabes cuanta falta me hace su presencia, cuanto la echo de menos y cuanto la
busco ahora que ha partido. Si de algo te sirve mi experiencia, platica con tu
mamá hoy que todavía la tienes, valora su presencia resaltando sus virtudes
que seguro las tiene y trata de hacer a un lado sus errores que de una forma
u otra ya forman parte de su ser.
No esperes a que este en un panteón, porque ahí la reflexión duele hasta el
fondo del alma, porque entiendes que ya nunca podrás hacer lo que dejaste
pendiente, será un hueco que nunca podrás llenar.
"No permitas que te pase lo que me pasó a mi".
En el automóvil, iba pensando la muchacha en las palabras de su amiga.
Cuando llegó a la oficina, dijo a su secretaria:
-"Comuníqueme por favor con mi mamá, no me pase mas llamadas y tambien
modifique mi agenda porque es muy probable que este día, se lo dedique a ella!!!"

Desafortunadamente no siempre estamos devaluando el cariño o la amistad
que otras personas nos ofrecen y en ocasiones lo perdemos miserablemente
porque no sabíamos que tan importante era hasta que ya no nos pertenece.
Haz una retrospectiva de tu vida y dale la dimensión correcta a las personas
que ahora te rodean, probablemente sea tu última oportunidad. 

El Viejo Perro Cazador

Hace muchos años, vivía un viejo perro de caza, cuya avanzada edad le había hecho perder gran parte de las facultades que lo adornaban en su juventud. Un día, mientras se encontraba en una jornada de caza junto a su amo, se topó con un hermoso jabalí, al que quiso atrapar para su dueño. Poniendo en ello todo su empeño, consiguió morderle una oreja, pero como su boca ya no era la de siempre, el animal consiguió escaparse.
Al escuchar el escándalo, su amo corrió hacia el lugar, encontrando únicamente al viejo perro. Enfadado porque hubiera dejado escapar a la pieza, comenzó a regañarle muy duramente.
El pobre perro, que no se merecía semejante regañina, le dijo:
-Querido amo mío, no creas que he dejado escapar a ese hermoso animal por gusto. He intentado retenerlo, al igual que hacía cuando era joven, pero por mucho que lo deseemos ambos, mis facultades no volverán a ser las mismas. Así que, en lugar de enfadarte conmigo porque me he hecho viejo, alégrate por todos esos años en los que te ayudaba sin descanso.
La Moraleja de esta Fabula: respeta siempre a las personas mayores, que aunque ya no puedan realizar grandes proezas, dieron sus mejores años para darte a ti y a tu familia, una vida mejor.

jueves, 8 de agosto de 2013

MIEDO


Muchas veces sentimos miedo: de lo que no podríamos ser capaces de hacer, y de lo que podrían pensar si lo intentamos. dejamos que nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no cuando queremos decir que sí, nos callamos cuando queremos gritar, y gritamos cuando deberíamos cerrar la boca.

¿Por qué? Después de todo solo vivimos una vez, no hay tiempo de tener miedo. Has algo que nunca hiciste ¡AtRéVeTe¡, olvidate que te están mirando e intenta la jugada imposible.

Corre el riesgo y no te preocupes por ser o no aceptado. No te conformes con ser uno más.

Nadie te ata, nadie te obliga, Se tu mismo. No tienes nada que perder y todo por ganar.

Muchas veces creemos en el destino. Oramos, esperamos que las cosas pasen y nos olvidamos de lo mas importante... ¡creer en nosotros mismos!

Nos conformamos en vez de arriesgarnos, sin pensar que cada día que pasa nunca volverá. Nada está escrito, nada esta hecho, ni siquiera lo imposible.

Tenemos el poder cuando estamos decididos, cuando estamos convencidos, cuando de verdad queremos algo, no hay obstáculo capaz de imponerse. Si queremos, podemos llegar alto, hacer lo que sea. Sólo hay que proponérselo, sólo falta tu decisión.

Recuerda siempre que tu presencia, es un regalo para el mundo.

HISTORIA DE AMOR ...


Un hombre de cierta edad, vino a la clínica donde trabajo para curarse una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté, que era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a la residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me conto que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un mal de Alzheimer muy avanzado.

Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que el llegara tarde esa vez. –No me dijo- Ella ya no sabe quién soy. Hace, casi , cinco años que no me reconoce.

Entonces le pregunte extrañado: -Y si ya no sabe quién es usted, ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?

Me sonrio, y dándome una palmadita en la mano, me dijo: -Ella no sabe quien soy yo, pero yo, todavía sé muy bien, quien es ella.

Tuve que contener las lagrimas mientras salía y pensé: “Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es…”

miércoles, 7 de agosto de 2013

Papá , ¿Cuánto ganas?

La noche había caído ya. Sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido; el motivo bien valía la pena: estaba esperando a su papá.
Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente, cuando se abrió la puerta; el niño se
incorporó como impulsado por un resorte, y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto:
-Papi, ¿cuánto ganas por hora? –dijo con ojos muy abiertos.
El padre, molesto y cansado, fue tajante en su respuesta:
-Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vuelve a dormir, que ya es muy tarde.
-Si papi, sólo dime, ¿cuánto te pagan por una hora de trabajo? –reiteró suplicante el niño.
Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir:
-Ochocientos pesos.
-Papi, ¿me podrías prestar cuatrocientos pesos? –preguntó el pequeño.
El padre se enfureció, tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo:
-Así es que para eso querías saber cuánto gano, ¿no?. Vete a dormir y no sigas fastidiando, muchacho....
El niño se alejó tímidamente y el padre, al meditar lo sucedido, comenzó a sentirse culpable: "Tal vez necesita algo", pensó, y queriendo descargar su conciencia se asomó al cuarto de su hijo y con voz suave le preguntó:
-¿Duermes hijo?
-Dime papi, respondió él entre sueños.
-Aquí tienes el dinero que me pediste.
-Gracias papi –susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada, de donde sacó unos billetes arrugados-. ¡Ya completé! –gritó jubiloso-.
Tengo, ochocientos pesos..., ahora papá:
¿ME PODRÍAS VENDER UNA HORA DE TU TIEMPO?

El caballo en el pozo

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir.
Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo de esta historia.
Sacude la tierra y sube sobre ella.

El árbol de las manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo apreciaba mucho y todos los días jugaba a su alrededor. Trepaba por el árbol, y le daba sombra. El niño amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: "¿Vienes a jugar conmigo?". Pero el muchacho contestó: "Ya no soy el niño de antes que jugaba alrededor de enormes árboles. Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos". "Lo siento, dijo el árbol, pero no tengo dinero... pero puedes tomar todas mis manzanas y venderlas. Así obtendrás el dinero para tus juguetes". El muchacho se sintió muy feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste. Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: "¿Vienes a jugar conmigo?". "No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?". "Lo siento, no tengo una casa, pero... puedes cortar mis ramas y construir tu casa". El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo?", le preguntó el árbol. El hombre contestó: "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que darte, ni siquiera manzanas". El hombre replicó: "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... ahora ya estoy viejo. Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy tan cansado después de tantos años...". Entonces el árbol, con lágrimas en sus ojos, le dijo: "Realmente no puedo darte nada... lo único que me queda son mis raíces muertas, pero las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa". El hombre se sentó junto al árbol y éste, feliz y contento, sonrió con lágrimas.
Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... Cuando crecemos los dejamos... Sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Parece que el muchacho es cruel contra el árbol... pero es así como nosotros tratamos a veces a nuestros padres.
 Valoremos  a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro lado.

martes, 6 de agosto de 2013

HIJO, PERDONAS A TU MADRE?


Una madre le preguntó a su hijo, donde está tu hermano? Y su hijo le respondió: todavía duerme mamá. La madre se arregló y salió para el trabajo diciendo: -hijo cuida bien de tu hermano, y el niño respondió: -está bien mamá. La madre le dijo: hijo, mira lo que hay para comer y almuerzan junto con tu hermano. Y el hijo dijo: -bien, mamá te amo, y su madre se fue a trabajar. Cuando la madre volvió en la tarde, le preguntó: donde está tu hermano? Y el niño dijo, está durmiendo mamá!!! Entonces ella se dirigió hasta el cuarto y se dio cuenta que le faltaban 50 pesos, notando que su hijo estaba muy callado. SIN PREGUNTAR NADA AL HIJO, ELLA TOMÓ EL CINTURÓN Y EMPEZÓ A GOLPEARLO, SIN LASTIMA ALGUNA, SIN PIEDAD. FUE TANTA LA GOLPIZA QUE HASTA INCLUSO LE ROMPIÓ LOS DIENTES, Y EL NIÑO TUVO QUE SER INTERNADO CON TRAUMATISMO CRANEOENCEFALICO. Al llegar en su casa, arrepentida por lo que había hecho con su hijo, fue hasta la cuna, donde dormía el otro hijo, y ve que al lado de la cuna, había una CARTITA que decía:
“MAMA, TOME LOS 50 PESOS QUE ESTABAN EN TU CUARTO Y COMPRE LECHE PARA MI HERMANITO PORQUE NO HABÍA. TE ESTOY ESPERANDO ABAJO, PARA QUE COMAMOS JUNTOS, TE AMO AMA!!!"
Al leer aquella nota, la madre vuelve al hospital, le pide al médico para ver a su hijo, a lo que el medico la autoriza y ella ingresa a la sala donde estaba su hijo, y llorando comienza un breve dialogo:
- HIJO, PERDONAS A TU MADRE? - EL HIJO casi sin fuerzas para hablar le responde: MAMA, CUIDA BIEN DE MI HERMANITO, NUNCA LE HAGAS LO QUE A MI ME HICISTE. NO TE PREOCUPES, YO TE AMO. MAMA TU PERDISTE UN HIJO, PERO DIOS SE GANO UN ANGELITO... (y luego el niño murió).
A CADA 10 HORAS UN NIÑO ES MUERTO POR ALGUIEN DE SU PROPIA FAMILIA!!! SI ESTAS EN CONTRA DEL MALTRATO INFANTIL, DIFUNDE ESTO QUE TERMINAS DE LEER!!!

LA VOZ DEL CORAZÓN



En la Clínica de un famoso cirujano cardiólogo, entra la secretaria al consultorio de éste y le anuncia que un viejecito, muy pobre, deseaba consultarle, recomendado por un medico del hospital público. 


El médico le dice que hablará con él una vez que haya atendido a todos los clientes con cita médica.

Después de dos horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita:
- 'El médico del hospital público me ha enviado a usted porque únicamente un medico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y, en su clínica poseen equipos suficientes como para llevar a cabo esta operación'.

El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital. Le pregunta al viejito con qué Compañía de Seguros se haría operar. Este le contesta.... 'Ahí está el problema Dr. Yo no tengo seguro social y tampoco dinero. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia... Lo que pido, sé que es mucho, pero tal vez entre sus colegas y usted puedan ayudarme...'.

El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital. Lo envió de regreso con una nota explicándole que su 'Clínica era Privada y de mucho prestigio, por lo tanto no podía acceder a su pedido'. El había estudiado y trabajado duramente estos años para abrir su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía.

Cuando el anciano se retiró. El médico se percató de que éste había olvidado un carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía: 'El órgano que mejor habla es el corazón' y firmaba Hermógenes Fauvert. Esta frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Hermógenes Fauvert.

Le hacía recordar su juventud, pues, en primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles. En la secundaria, la profesora de Literatura les enseñaba bellísimas poesías y fue con una de ellas que, al dedicarle a una de sus compañeras, se enamoró y esta fue su primera novia. 'Cómo olvidar todo eso si fue parte de lo mejor de su infancia'.

A la semana siguiente, al finalizar la jornada, la secretaria entró al consultorio con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico, '¿Se ha enterado, doctor? Hoy han encontrado muerto a 'Hermógenes Fauvert' en un banco de la Plaza del Ayuntamiento, tenía 88 años el pobre'. El médico suspiró de pena y contestó:.'Hombres como él no deberían morir nunca. Que Dios lo tenga en Paz, me hubiera gustado conocerlo.... '

Pero, ¡cómo!..... ¿no lo recuerda?', le dice la secretaria y mostrándole la fotografía del periódico le dice: 'Era el pobre viejecito que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y...'. El médico no la dejó terminar. Le pidió que se retirase y sentándose con los brazos cruzados en el escritorio, lloró.

Lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma. Largo tiempo estuvo en el silencio de su consultorio. Luego, mientras secaba las lágrimas de su escritorio, sacó delicadamente la imagen de Cristo que estaba debajo del cristal y, después de besarla, la guardó en un cajón mientras decía 'Perdón Señor, no soy digno de Ti, no soy digno de que Me mires. Todo lo que tengo, Te lo debo. Me enviaste a un pobre y me habló con la voz del corazón. Yo lo escuché con el oído del egoísmo.... mi vergüenza es grande.... Perdóname Señor'.

Con el correr de los años, la 'Clínica Hermógenes Fauvert', como se denomina desde entonces, se hizo muy famosa. El médico habilitó un sector para la atención de los pacientes sin seguro médico y él personalmente practica las operaciones.

¡Cuántas veces nos habrá pasado lo mismo a nosotros! Nos han hablado con la voz del corazón y no hemos oído.... hemos sido egoístas con nuestros hermanos....

UNA MIRADA .....

ARRIBA ....

BAILEMOS !!!

“La vida no ha sido la fiesta que habíamos imaginado, pero ya que estamos aquí, bailemos” 


lunes, 5 de agosto de 2013

CARTA DE UN PERRO ABANDONADO


1ª. Semana: Hoy hace una semana que nací... ¡qué alegría haber llegado a este mundo!.

1er. Mes: Estoy muy feliz con mi mamá, me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar. Me gusta jugar con mis hermanitos.

2º Mes: Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós, esperando que mi nueva familia humana me cuidara tan bien como ella.

4º Mes: He crecido rápido; todo me llama la atención, hay varios niños en la casa que para mi son mis hermanitos. Somos muy inquietos, ellos me tiran de la cola y yo los muerdo jugando.

5º Mes: Hoy me retaron. Mi ama se enfadó porque me hice pipí dentro de la casa; pero nunca me han enseñado dónde debo hacerlo. Además duermo en un cuarto ¡y ya no me aguantaba...!.

8º Mes: Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi sólito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando esconden su comida. Nunca me educan, ha de estar bien todo lo que hago.

12º Mes: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí mucho más de lo que ellos pensaban, que orgullosos se deben de sentir de mí.

13º Mes: Que mal me sentí hoy. Mi hermanito me quitó la pelota. Yo nunca le agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron, casi sin poderme mover, al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.

15º Mes: Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo... mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo un techo que me cobije.

16ª Mes: Hoy me bajaron de la azotea. Seguro que mi familia me perdonó. Yo me puse tan contento.., que daba saltos de alegría. Mi rabo no paraba de moverse. Y además, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro día de campo. No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron.

¡Oigan esperen!, ladre... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta que casi me desvanecía y ellos no se detenían: Me habían abandonado.

17º Mes: He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo de mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero sólo dicen pobre perrito, seguro que se ha perdido.

18º Mes: El otro día pasé por una escuela y vi muchos niños y jovencitos como mis hermanitos. Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras -a ver quién tenia mejor puntería.- Una de esas piedras me dio en un ojo y desde entonces ya no veo con él.

19º Mes: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

20º Mes: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar una calle por donde pasan muchos coches, uno me arrolló. Según yo, estaba en un lugar seguro llamado cuneta, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de darme. Ojalá me hubiera matado, pero sólo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino.

Llevo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: No te acerques, perro asqueroso.

Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. Pobre perrito, mira cómo te han dejado, decía... junto con ella venía un señor con bata blanca, empezó a tocarme y dijo: Lo siento señora, este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir. A la gentil dama se le salieron las lagrimas y asintió. Como pude, moví mi rabo y la miré agradeciéndole que me ayudará a descansar. Sólo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando porqué tuve qué nacer si nadie me quería.